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La difícil carrera de ser investigador: ¿Qué pasa con los nuevos investigadores en carreras científicas?

Felipe Ascencio

Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S.C.
ascencio@cibnor.mx

Hace 30 años el Dr. Marcelino Cereijido abordó en su libro “Ciencia sin seso, locura doble” una serie de reflexiones y análisis sobre la profesión científica y, revela en su libro (Cereijido, 1994) a los jóvenes aspirantes a investigadores los desafíos y dificultades que enfrentarán quienes quieran hacer ciencia en el seno de una cultura que no favorece la modernización y la articulación de sus aparatos científicos, tecnológicos y productivos, y apela a la autorreflexión de los practicantes de la ciencia, recordándoles que la investigación científica es ante todo una actitud ante la vida. Al igual que el Dr. Cereijido, el propósito de esta nota no es intimidar, apanicar o desalentar a los estudiantes para que desarrollen una carrera científica, sino que, por el contrario, el fin es ilustrar o informar sobre la realidad que actualmente se vive en una de las carreras laborales más satisfactorias que existen.


Hacer carrera como investigador no es sencillo. Se requiere mucho esfuerzo previo para conseguir un puesto de trabajo definitivo. En primer lugar, debes haber cursado licenciatura, maestría y doctorado; este último es crucial, pues en la actualidad ya no basta con tener el grado de maestro para dedicarte a la investigación. Dentro de tu formación profesional, es deseable que hayas realizado una o varias estancias posdoctorales y que constantemente hayas publicado artículos en revistas especializadas o incluso libros con los resultados de tus tesis. Asimismo, que hayas expuesto tus hallazgos en congresos, coloquios, simposios, etc., y que, en algunos casos, tengas experiencia docente. Además de lo anterior, debes estar atento a las convocatorias para plazas de investigador en universidades y centros de investigación, así como en dependencias gubernamentales, pues es por este medio que se publican estas ofertas de empleo. Considera que deberás entregar, en algunos casos, proyectos de investigación relacionados con las líneas de trabajo del lugar y que mucha gente también desea ingresar, así que deberás prepararte muy bien para conseguir el puesto (MEXTUDIA 2024). 


En un estudio reciente conducido por el Prof. Marek Kwiek, director del Instituto de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales y Humanidades y del Centro de Estudios de Políticas Públicas de la Universidad AMU de Poznan, Polonia, y que fue publicado en la revista “Higher Education” ponen en evidencia que casi el 50% de los científicos abandonan la academia en los 10 años siguientes a la publicación de su primer artículo (Kwiek y Szymula 2024). El profesor Kwiek y su estudiante de doctorado Łukasz Szymula utilizaron datos de la base de datos de citas Scopus para cuantificar la deserción en ciencia. La deserción, definida como “dejar de publicar” en este contexto, se utilizó para construir un panorama del número de personas que optan por abandonar la investigación académica. El estudio se limitó a 16 disciplinas distribuidas en categorías de ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas y medicina. Kwiek y Szymula rastrearon la producción académica individual de las dos cohortes hasta 2022.  Específicamente de dos cohortes de científicos de 38 países: un grupo que comenzó a publicar en 2000 (integrado por 142,776 científicos, de los cuales el 36.5 % eran mujeres) y un grupo que comenzó a publicar en 2010 (integrado por 232,843, de los cuales el 41.72 % eran mujeres).

Kwiek y Szymula (2024) descubrieron que un tercio de la cohorte de 2000 había abandonado la ciencia dentro de los 5 años posteriores a la publicación de su primer artículo, y casi la mitad de la cohorte lo había hecho a los 10 años. En 20 años, un asombroso porcentaje de dos tercios de los científicos habían dejado de publicar. La tasa de deserción difería entre hombres y mujeres; en 2019, el 34 % de los hombres de la cohorte seguían publicando, en comparación con el 29 % de las mujeres. Sin embargo, las diferencias de género en la tasa de abandono fueron menores en la cohorte de 2010. En este grupo, el 41 % de las mujeres seguían publicando nueve años después de su primer artículo, en comparación con el 42 % de los hombres. Los autores afirmaron que, tradicionalmente, se ha creído que las mujeres abandonan la ciencia más y antes que los hombres. Si bien esto se confirma en cierta medida en la cohorte de 2000 para las cohortes más recientes, es posible que esta diferencia de género ya no esté presente, según plantean, “en el caso de las nuevas generaciones de científicos, la deserción en la ciencia ha ido en aumento y es muy alta (el 58.6 % de las mujeres y el 57.6 % de los hombres de la cohorte de 2010 desaparecieron de la ciencia o dejaron de publicar en un plazo de 9 años), pero parece estar mucho menos condicionada por el género de lo que tradicionalmente se suponía” (Kwiek y Szymula 2024).


La decisión de abandonar la ciencia es compleja y está influenciada por factores personales y sistémicos. Hay muchas razones por las que una persona puede elegir dejar la ciencia: algunas motivaciones son compartidas y otras son únicas. Los autores de la publicación le pidieron a ex-académicos, que ahora trabajan en los sectores de la comunicación científica y la biotecnología, que hablaran sobre sus experiencias de dejar la academia y cómo esta decisión ha afectado a sus carreras y vidas personales.

Según el estudio de Kwiek y Szymula (2024) las principales razones por qué la gente elige “dejar” la ciencia se resumen de la siguiente manera:


  1. Sentimiento generalizado de que los grupos de investigación, universidades y centros de investigación no apoyan lo suficiente a jóvenes investigadores para crecer académicamente como científicos. Por otro lado, en la industria hay programas que reconocen las habilidades y superación académica de los jóvenes científicos.

  2. Existe la percepción de resentimiento hacia las políticas gubernamentales en materia de investigación científica. El gasto público destinado a la investigación científica no crece conforme a tasas inflacionarias, costo de las nuevas tecnologías en infraestructura y consumibles para investigación, innovación, y desarrollo tecnológico, y a la generación de nuevas plazas para la contratación de jóvenes investigadores.

  3. Las recompensas al esfuerzo dedicado de los jóvenes científicos al trabajo de la investigación científica no son acordes a la magnitud de las presiones que reciben para cumplir con estándares de productividad científica.

  4. Existe la presión constante de avanzar aceleradamente en la investigación científica. Los temas candentes de investigación cambian de un día a otro. En tanto que el tiempo necesario para especializarse en un campo específico no necesariamente coincide con el ritmo al que avanza la ciencia.

  5. Existen señales alarmantes de una creciente prevalencia del síndrome de burnout como “fenómeno ocupacional” en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, lo que se puede reflejar en la salud mental.

  6. Existe el sentimiento generalizado de que en el trabajo como investigador científico es muy difícil lograr un equilibrio entre el trabajo y la vida privada.


La ciencia académica es sin duda un entorno competitivo: hay recursos limitados y mucho trabajo por hacer. ¿Cómo se puede apoyar mejor a los investigadores para que gestionen los sentimientos de autoestima y defiendan sus capacidades? La disponibilidad de recursos públicos tan limitados para financiar proyectos de investigación genera el llamado “síndrome del impostor”, que es un problema de autoestima en los investigadores que puede estar relacionado con: comparación con sus pares académicos, evaluación del profesorado, reconocimiento público, el miedo anticipatorio a no saber si podrá continuar con financiamiento para investigación, y/o una falta percibida de competencia.

Otro problema en la ciencia académica es el requisito, en muchos casos, de realizar estancias de movilidad. Para seguir una carrera como investigador, existe una gran probabilidad de que debas aceptar contratos de trabajo temporales o de corto plazo por varias instituciones. Esto se debe en gran medida a que el aumento en el número de graduados de doctorado que ingresan al mercado laboral no corresponde con un mayor número de plazas disponibles en las instituciones. Enfrentar estos desafíos no contribuye a construir una vida estable.


Es un hecho que la decisión de abandonar la ciencia es compleja y está influenciada por factores personales y sistémicos. A medida que las tasas de deserción siguen aumentando, especialmente entre las nuevas cohortes de científicos, se deben realizar cambios universales en la forma en que se apoya a los investigadores en sus carreras y vidas personales. Las personas con talento se están alejando de la investigación académica, lo que, sumado a una reducción en el “carácter disruptivo” de la ciencia en los últimos años, es motivo de preocupación. Al respecto, recientemente en un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Minnesota, publicado en Nature (Park et al., 2023), sugiere que a pesar de la “expansión sin precedentes del conocimiento científico y tecnológico”, el ritmo de innovación en la ciencia se está desacelerando. La evidencia de esta desaceleración que el equipo de investigadores presentó en el artículo es la siguiente: i) Los estudios documentan la disminución de la productividad de la investigación en semiconductores, productos farmacéuticos y otros campos; ii) los artículos, patentes e incluso solicitudes de subvenciones se han vuelto menos novedosos en relación con el trabajo anterior y es menos probable que conecten áreas dispares del conocimiento, ambos precursores de la innovación; y iii) la brecha entre el año del descubrimiento y la concesión de un Premio Nobel también ha aumentado, lo que sugiere que las contribuciones de hoy no están a la altura de las del pasado. En general, los investigadores sugieren que los artículos y patentes recientes hacen menos por “impulsar la ciencia y la tecnología en nuevas direcciones”.


Park et al. (2023) se plantearon la pregunta acerca de ¿por qué sucede esta desaceleración? La respuesta la encontraron después de analizar datos de 45 millones de artículos y 3.9 millones de patentes a lo largo de seis décadas (1945-2010), donde encontraron que es poco probable que la disminución de la capacidad disruptiva haya sido impulsada por las prácticas de citación o la calidad del trabajo que se ha publicado. En cambio, podría reflejar un cambio general en el panorama del establishment científico. Las cargas impuestas a un campo que, en términos simplistas, se esfuerza por proporcionar un enfoque imparcial para comprender nuestro mundo, siguen creciendo. Las escasas oportunidades de financiación, las limitadas opciones profesionales, los lentos procesos de revisión por pares y el temido paradigma de “publicar o morir” son solo algunos de los problemas que se destacan con frecuencia como barreras para la innovación. Por otro lado también, Park et al. (2023), sugieren la necesidad de observar con más atención las instituciones científicas contemporáneas y si hay cambios que se puedan hacer para apoyar mejor la investigación que impulse a la ciencia en direcciones nuevas y valiosas.

¿Cuál es la solución? Para promover la ciencia y la tecnología disruptivas, Park et al. (2023), proponen que se anime a los académicos a leer mucho y se les dé tiempo para mantenerse al día con la rápida expansión de la frontera del conocimiento. “Las universidades y centros de investigaciones pueden dejar de centrarse en la cantidad y recompensar más fuertemente la calidad de la investigación, y tal vez subsidiar más plenamente los sabáticos de un año”. Adicionalmente, las agencias gubernamentales deberían invertir mayores cantidades de fondos en premios individuales “más arriesgados” y “de largo plazo” que apoyen carreras, en lugar de proyectos específicos.


Referencias: 

Kwiek M., Szymula L. 2024. Quantifying attrition in science: a cohort‑based, longitudinal

study of scientists in 38 OECD countries. Higher Edu. https://doi.org/10.1007/s10734-024-01284-0

MEXTUDIA. 2024. Dedicarte a la investigación en México ¿cómo hacerlo?  https://mextudia.com/dedicarte-a-la-investigacion-en-mexico-como-hacerlo/

Park M., Leahey E., Funk RJ. 2023. Papers and patents are becoming less disruptive over time. Nature, 613(7942): 138-144. doi: 10.1038/s41586-022-05543-x.

Cereijido M. 1994. Ciencia sin seso, locura doble. Siglo XXI Editores, S.A. de C.V. México, D.F. 287pp.



Dr. Felipe Ascencio

Investigador Titular D y profesor en el CIBNOR, SNI III. Responsable del Laboratorio de Patogénesis

Microbiana. Loop: 264286; Scopus: 57247070500; ORCID: 0000-0003-3515-8708


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